El pacto de gobernabilidad de la mayoría parlamentaria que llega con diez meses de retraso, se ha centrado exclusivamente en cinco puntos: participación de todos en el trabajo, valentía en la ejecución, transparencia en la gestión, solidaridad en las responsabilidades y diálogo con los socios.
En la intervención del Presidente del Gobierno (Partido de Justicia y Desarrollo) ante los secretarios generales y presidentes de los cinco partidos restantes firmantes del acuerdo (Agrupación Nacional de Independientes, Movimiento Popular, Unión Constitucional, Unión Socialista de Fuerzas Populares y Partido del Progreso y del Socialismo), ha asegurado que el Gobierno no tiene dos cabezas sino simplemente una, haciendo referencia a Aziz Ajanuch, ministro de Agricultura (Agrupación Nacional de Independientes), sobre quien se comentaba que se movía por el país ordenando y mandando como si fuera el pez gordo del presente Gobierno.
El ex presidente Benkiran había criticado enormemente a Ajanouch al decir, en un mitin de las juventudes de su partido, que “unir riqueza y poder era perjudicial para el Estado”. La reacción inmediata de los ministros de su partido ha sido ausentarse de las reuniones del Consejo de Ministros y demás reuniones oficiales, sobre todo de la que estaba planteada para solucionar el problema de las manifestaciones y huelgas en la zona minera de Jerada.
Todo esto ha llevado a que se produzcan malentendidos y desavenencias entre las fracciones que constituyen el Gobierno, lo que ha llevado a uno de los socios, precisamente al secretario general del Movimiento Popular, a vaticinar un mal augurio al asegurar que la legislatura se verá interrumpida muy pronto.
En estas circunstancias tan adversas, añadimos otras hostilidades como las vertidas por el presidente del Gobierno advirtiendo a las juventudes de su partido de la prensa nacional que, según él, no hace más que contar mentiras y bulos sobre las acciones del ejecutivo, lo que ha llevado al acoso de algunos periodistas como por ejemplo a Tawfiq Buichrin y Mohamed Al Asrihi. El primero, director de Ajbar Al Yaum, el diario independiente más prestigioso hoy día en Marruecos, acosado judicialmente por difundir sospechas y verdades y quien fue acogido con vítores de los presos del Hirak del Rif en la cárcel de Okacha de Casablanca, al mismo tiempo que los carceleros le negaron comprar agua y leche e introducir una pequeña almohada a su celda.
De todos modos se cree en Marruecos que el “Hirak” (movilización) del 20 de febrero de 2011 no ha cesado aún. En las calles de las grandes ciudades y en los pueblos y zonas marginadas sigue habiendo protestas para frenar la política de empobrecimiento de las masas en ausencia de una justicia social para equilibrar la balanza hacia los más necesitados.
Sigue habiendo manifestaciones y protestas después de dar el carpetazo a la caja de compensación, después de liberar los precios de los combustibles y después de las subidas que han conocido el agua, la electricidad y los productos de primera necesidad.
Este es el Marruecos de hoy, pero no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto, ni de los miles de refugiados que vagan por el Mediterráneo en busca de paz y sosiego.
El pacto de gobernabilidad de la mayoría parlamentaria que llega con diez meses de retraso, se ha centrado exclusivamente en cinco puntos: participación de todos en el trabajo, valentía en la ejecución, transparencia en la gestión, solidaridad en las responsabilidades y diálogo con los socios.
En la intervención del Presidente del Gobierno (Partido de Justicia y Desarrollo) ante los secretarios generales y presidentes de los cinco partidos restantes firmantes del acuerdo (Agrupación Nacional de Independientes, Movimiento Popular, Unión Constitucional, Unión Socialista de Fuerzas Populares y Partido del Progreso y del Socialismo), ha asegurado que el Gobierno no tiene dos cabezas sino simplemente una, haciendo referencia a Aziz Ajanuch, ministro de Agricultura (Agrupación Nacional de Independientes), sobre quien se comentaba que se movía por el país ordenando y mandando como si fuera el pez gordo del presente Gobierno.
El ex presidente Benkiran había criticado enormemente a Ajanouch al decir, en un mitin de las juventudes de su partido, que “unir riqueza y poder era perjudicial para el Estado”. La reacción inmediata de los ministros de su partido ha sido ausentarse de las reuniones del Consejo de Ministros y demás reuniones oficiales, sobre todo de la que estaba planteada para solucionar el problema de las manifestaciones y huelgas en la zona minera de Jerada.
Todo esto ha llevado a que se produzcan malentendidos y desavenencias entre las fracciones que constituyen el Gobierno, lo que ha llevado a uno de los socios, precisamente al secretario general del Movimiento Popular, a vaticinar un mal augurio al asegurar que la legislatura se verá interrumpida muy pronto.
En estas circunstancias tan adversas, añadimos otras hostilidades como las vertidas por el presidente del Gobierno advirtiendo a las juventudes de su partido de la prensa nacional que, según él, no hace más que contar mentiras y bulos sobre las acciones del ejecutivo, lo que ha llevado al acoso de algunos periodistas como por ejemplo a Tawfiq Buichrin y Mohamed Al Asrihi. El primero, director de Ajbar Al Yaum, el diario independiente más prestigioso hoy día en Marruecos, acosado judicialmente por difundir sospechas y verdades y quien fue acogido con vítores de los presos del Hirak del Rif en la cárcel de Okacha de Casablanca, al mismo tiempo que los carceleros le negaron comprar agua y leche e introducir una pequeña almohada a su celda.
De todos modos se cree en Marruecos que el “Hirak” (movilización) del 20 de febrero de 2011 no ha cesado aún. En las calles de las grandes ciudades y en los pueblos y zonas marginadas sigue habiendo protestas para frenar la política de empobrecimiento de las masas en ausencia de una justicia social para equilibrar la balanza hacia los más necesitados.
Sigue habiendo manifestaciones y protestas después de dar el carpetazo a la caja de compensación, después de liberar los precios de los combustibles y después de las subidas que han conocido el agua, la electricidad y los productos de primera necesidad.
Este es el Marruecos de hoy, pero no se olviden de Gaza, Siria, Irak, Egipto, ni de los miles de refugiados que vagan por el Mediterráneo en busca de paz y sosiego.